ANGULAS DEL MIÑO
Cuando la anguila alcanza la madurez, sigue el curso del río deslizándose aveces sobre la hierba mojada hasta llegar al océano, donde nadan o se dejan arrastrar por las corrientes hasta la desembocadura del río Miño, siendo esta la principal zona de captura, siendo aquí después transportada a viveros desde donde se comercializara y distribuirá.
Su temporada es corta siendo esta de noviembre a diciembre y su consumo es prácticamente navideño, una hembra puede producir hasta 20 millones de huevos y su forma de pesca se realiza de noche y con luces atrayéndola así a la orilla y capturadas en grandes redes en forma de bolsa sujeta a un aro.
Su peso suele ser de 1 gramo mide algo menos de 8 centímetros y tiene entre 2 y 3 años de vida. En las angulas al igual que en el pescado se valora su frescura y el color aunque en crudo sea transparente, las que tienen el lomo más oscuro han pasado más tiempo en el río y son más apreciadas, las que se venden fresca se suelen matar con tabaco disuelto en agua y después se lavan para quitarle la baba siendo envasadas habiendo sido cocidas en una salmuera previamente donde adquieren el color blanco que les caracteriza y envasadas.
Hace unos años los japoneses las compraban a cualquier precio para introducirlas en sus arrozales y así eliminar algunos parásitos que afectaban a las plantas, mientras engordaban hasta convertirse en anguilas y así utilizarlas en uno de sus platos favoritos, el Unagi Kamameshi que consiste en servir la anguila cocinada con bambu, mirin y soja entre otros ingredientes sobre un lecho de arroz.
La forma más tradicional de cocinar las angulas es a la Bilbaína, siendo este un plato tradicional de la cultura Vasca, es una receta sencilla, pero si el producto es de calidad como es el caso la sencillez es lo primordial pues simplemente buscamos realzar con una pequeña cocción el producto pues el producto en sí es grande y noble, simplemente necesitamos un paquete de angulas, 2 dientes de ajo laminados una pequeña guindilla y aceite de oliva virgen. Este proceso se realizará en una pequeña cazuela de barro donde agregaremos 1 dl. de aceite de oliva virgen aproximadamente junto con los ajos y la guindilla, previamente tendremos lista y saldas con una pizca de sal las gulas, pondremos al fuego la cazuela y dejaremos que se confite el ajo a fuego bajo así ayudamos a aromatizar el aceite después subiéremos el fuego y agregaremos las angulas donde apenas le daremos una cocción sin parar de remover así ligamos el aceite con las angulas y el resultado será sorprendente, pues es un disfrute el poder comerlas con la cantidad justa de aceite es como una sinfonía de sabor en boca.
La historia de este plato data de finales del siglo XIX el consumo de las angulas estaba muy arraigado en Bilbao y los libros de la época lo califican como especialidad bilbaína.
El procedimiento con las angulas es el mismo, pero en vez de utilizar una cazuela lo realizaremos en una sartén antiadherente y los huevos los freiremos en aceite de oliva, pondremos 2 huevos por persona.
Aquí se puede apreciar el lecho sobre el cual pondremos las angulas, un gran plato que con un buen pan gallego ya está completo del todo.
Y aquí ya terminado, esto solo sería superable colocando unas lascas de jamón ibérico antes de poner las angulas hay ya nos vamos a otro nivel aunque de seguro alguien nos pegaría por ponérselo, pero sobre gustos... Colores.
Espero que os haya gustado este articulo y hasta pronto.
ESTAN BUENISIMAS
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